Por Hector Cruz 02 / 11 / 2011
La primera definición de privacidad informática la podemos ver en el Manifiesto Cypherpunk escrito por Eric Hughes, el cual dice: "Para una sociedad abierta, en la era electrónica la privacidad es necesaria. La privacidad no es un secreto. Un asunto privado es algo que uno no quiere que todo el mundo sepa, pero un asunto secreto es algo que alguien no quiere que cualquiera sepa. La privacidad es poder revelarse uno mismo al mundo en forma selectiva". Esta definicion es un buen punto de partida para pensar sobre lo que como usuarios deseamos y no deseamos compartir en la web.
Eric
Hughes escribio el Manifiesto Cypherpunk para 1993 (todavia yo no
habia usado la primera computadora), y el mismo hace una reflexión
sobre el manejo que cada usuario de la red tiene derecho a hacer lo
que quiera sobre la privacidad de sus datos. Porque precisamente eso
es lo que a la mayoría en un principio le preocupaba: ¿dónde
estoy dejando todos mis datos y qué pueden o podrían hacer con
ellos?
Esta
pregunta esta siendo foco de debates en muchos estrados de la
sociedad y no es que la pregunta no se haga en este momento:
servicios que tienen mucha información de los usuarios, como Google,
Facebook, Hotmail, Live y Yahoo! son el centro de ese debate cada
cierto tiempo, y el bloqueo por parte de Facebook de una
herramienta de exportación de contactos avivó la preocupación de
quién es el verdadero dueño de los datos que dejamos en Internet.
¿Alguna
vez te has preguntado si Facebook o Google han compartido tus datos
privados con alguien mas sin tu previo concentimiento? Creo que casi
todos nos hemos hecho esa misma pregunta.
Sin
embargo, parece ya existir una aparente confianza en Internet y en
los servicios más conocidos. El poder sobre qué es lo que se desea
mostrar en muy buena medida recae sobre el usuario, quien selecciona
lo que desea compartir. Si bien el Manifiesto Cypherpunk
plantea que existen situaciones en las que no es necesaria la
identidad, hay otras en las que sería imposible no hacerlo. Esto
lleva preguntarse sobre el papel de otras partes, como quienes
manejan la web y otros usuarios que acceden a la información.
Dentro
de quienes manejan la web, en la mayoría de los servicios en línea
existen las políticas de seguridad y privacidad que muchos usuarios
desconocen. Servicios que usamos como el correo y las búsquedas en
Google, los amigos y fotos que compartimos en Facebook, el sistema
operativo que maneja todo en PC como Microsoft y las compras en
Amazon son ejemplos de las diferentes propuestas que en cuanto a
privacidad se presentan.
En
la mayoría van en busca de un mismo objetivo y, aunque se plantean
diferencias entre uno y otro por los servicios que brindan, en
general comparten un punto en específico: todas estas políticas
necesitan de la interacción del usuario. Si se quiere no dejar algún
registro de una conversación por chat, delimitar la información
compartida en aplicaciones, o elegir cuidadosamente las ofertas,
existen las herramientas para lograrlo, pero es el usuario quien
tiene que activarlas.
¿En
qué momento los usuarios las usan? Generalmente es después, cuando
ya se presentan los problemas. En un reporte de CBSNews se expone la
historia de Ashley Payne, una docente de un colegio estadounidense
que pierde su trabajo por tener en Facebook una foto con varios vasos
de licor. Esto lleva a preguntarse sobre el papel de quien observa:
no es la primera noticia que existe sobre el despido de alguien por
una foto que a otro le parece inadecuada o por un tweet escrito
quejándose sobre su lugar de trabajo. A todos nos ha pasado o
tenemos un conocido al que le ha sucedido.
Entonces,
cuando se habla de privacidad informática, se debe pensar en un
asunto educativo y cultural de todas las partes. El usuario debe
pensar su privacidad, qué desea revelar y qué no. Y las empresas
deberían mejorar en estrategias de comunicación respecto a sus
políticas de privacidad para ayudar a los usuarios a tomar
decisiones adecuadas.
Pero
el campo más difícil es el del día a día, con las personas con
quienes se comparte la información. Volviendo al Manifiesto
Cypherpunk, Hughes -un visionario que con más de una década de
antelación vio lo que vendría- plantea que esta privacidad se da en
una sociedad abierta, por tal motivo es en sociedad que se debe
llegar a acuerdos sobre qué se comparte y cómo se maneja la Red,
para que no sucedan casos como el de Ashley Payne. Una de las
propuestas de Cypherpunk, que desafortunadamente se encuentra
desactualizada, es crear códigos y software para defender la
privacidad, como una iniciativa de los desarrolladores.
"Las
personas han defendido por centurias su propia privacidad con
rumores, tinieblas, permisos, puertas cerradas, apretones de manos
secretos y mensajeros. La tecnología del pasado no habilitaba una
privacidad fuerte, pero la presente tecnología sí lo hace". Es
momento, antes de involucrarse en cualquier servicio en línea, de
pensar cuál es el tipo de privacidad que cada uno como usuario
desea.
¿Cuál
es su visión al respecto? Esperamos sus comentarios.
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